Ahora en la casa natal del cineasta en Huesca hay una placa con el nombre de Carlos Saura

HUESCA, 5 (EUROPA PRESS)

Una placa con el nombre de Carlos Saura y de su hermano, Antonio, preside la casa natal del cineasta oscense en la calle Padre Huesca, número 2. Por acuerdo plenario del Ayuntamiento de Huesca se decide rendir un homenaje al oscense, coincidiendo con el primer aniversario de su fallecimiento, y en torno a ello, este lunes se han organizado dos actos de reconocimiento.

Por un lado, este lunes en la casa natal de Carlos Saura y de su hermano Antonio se ha descubierto una placa conmemorativa en su fachada con el nombre de los dos. Un acto al que ha asistido su viuda, Eulalia Ramón, y su hija, Anna Saura.

Ambas han resaltado la “defensa” que el cineasta siempre hizo de Huesca, ciudad a la que siempre que podía regresaba para recordar su infancia. “Aquí vivió muchas cosas y en momentos difíciles, para él y para su hermano, Huesca era muy importante y aquí tuvieron lugar los principios de muchas cosas”. Para su viuda, regresar a la calle en la que nació el cineasta supone “un viaje a su infancia”.

“Siempre que podía regresaba a Huesca para visitar la que había sido su casa, su calle, su barrio o el parque Miguel Servet”, ha comentado su viuda. Su hija ha señalado que a su padre le gustaba venir a Huesca para comprobar “cómo iba evolucionando la ciudad”, porque “él siempre decía que primero era de Huesca, luego de Aragón y después del universo” y es que él decía que “nació en Huesca, en la calle Padre Huesca, ya no podía ser más de Huesca”.

En este punto, su hija ha apuntado que “lo importante es que son textos escritos por él, algunos de ellos, los escribió a máquina y en el momento en el que pasaban, son sus reflexiones, pensamientos, recuerdos, escritos que formaban parte de su vida y de una forma muy personal”.

Nacido en Huesca el 4 de enero de 1932, Carlos Saura es una figura clave de la historia del cine español. El 10 de febrero de 2023 fallece a los 91 años en su residencia madrileña de Collado Mediano y deja atrás siete décadas repletas de películas, premios nacionales e internacionales y experimentos estéticos de muy diversa índole, y no solo cinematográficos, también escénicos y literarios. De todas las disciplinas a las que se acercó, su faceta de fotógrafo, su más temprana vocación, es junto a la del cine la que mejor define el alcance de su trabajo creativo.

Dejó asimismo el manuscrito casi terminado de unas memorias que ahora se presentan en Huesca, testimonio de una vida y una obra extraordinarias por el que desfilan muchos de los grandes nombres del cine y la cultura del último siglo.