En Aragón, la crónica negra se ha visto marcada por casos desgarradores de infanticidio, donde padres y madres han sido protagonistas de actos inconcebibles contra sus propios hijos. La opinión pública ha sido testigo de historias que trascienden las páginas de sucesos, con neonatos, bebés y niños cayendo víctimas de quienes debían protegerlos.
Entre los casos más sonados se encuentra el de Ikram, condenada a 18 años por asfixiar a su bebé de tres meses bajo la creencia de que estaba poseído. Nossa Churchill, por otro lado, fue sentenciada a la misma pena por el asesinato de su hija de tres años en el barrio de Delicias. Recientemente, Tatiana Diguele Nuñez se suma a esta lista negra por, presuntamente, asfixiar a su hijo de ocho meses en un acto de desesperación.
La historia de Laia, una niña de dos años torturada hasta la muerte por sus padres Cristian Lastanao Valenilla y Vanesa Muñoz Pujol, y el cruel destino de Naiara, una niña de ocho años torturada por su tío Iván Pedro Pena y otros familiares, resaltan la brutalidad y la falta de humanidad de algunos actos de violencia intrafamiliar.
Rachid Belarabi y Tamara Bernad también forman parte de este oscuro capítulo, condenados por acciones que resultaron en la muerte de sus hijos, evidenciando una problemática profunda y alarmante en la sociedad.
Estos casos, cerrados en la vía judicial, no solo dejan una cicatriz en la comunidad aragonesa sino que plantean serias reflexiones sobre la protección de los más vulnerables. Para más información y apoyo, contacta con los servicios sociales de tu localidad o sigue las actualizaciones en Facebook y Twitter.
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